lunes, 26 de noviembre de 2018

Las Bailarinas de Degas, el Triunfo de la Gracia Femenina

Son un himno a la gracia, a la elegancia, a la dulzura; creo que nadie ha pintado a las bailarinas como lo hizo Degas. 
A partir de 1865, e influido por el movimiento impresionista, el maestro abandonó los temas académicos para dedicarse a temáticas contemporáneas. 
Amigo de Pisarro, Renoir, Monet y Manet, participó en siete de las ocho exposiciones del grupo. A ellos lo unía el deseo de representar el instante, lo espontáneo, pero lo separaba el rechazo por la pintura al aire libre. Él encontraba su fuente de inspiración en situaciones claramente urbanas; prefería trabajar en su taller; no se interesó por paisajes ni por plasmar los efectos del cambio de la luz y la atmósfera. Quería representar la vida moderna, centrándose en el ser humano y especialmente en la mujer. 

En el ballet, Degas se encontró. La preocupación por captar el movimiento con fidelidad, lo llevó a obsesionarse con las bailarinas, a las que estudió desde el punto de vista del espectador, tras el escenario, en el escenario, en los descansos y en los ensayos. 

El genio del impresionismo nació en París en 1834 y falleció también en su amada París en 1917; desde entonces duerme el sueño eterno en la tumba de su familia, en el cementerio de Montmartre. 













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