miércoles, 29 de abril de 2020

Cesáreo Bernaldo de Quirós, el Pintor de la Patria

Hubo un artista entrerriano que nos acercó a la esencia del ser nacional y por eso el poeta Leopoldo Lugones lo llamó "el pintor de la Patria"; estoy publicando hoy sobre Cesáreo Bernaldo de Quirós. 

El pintor postimpresionista estudió con el maestro épico de la nación Ángel Della Valle y con Reinaldo Giudici en la Academia de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, donde ingresó en 1897. También se sumó al grupo Nexus, que además integraban Pío Collivadino, Carlos Ripamonte y Fernando Fader, entre otros. 

Si bien Quirós abordó desde el paisaje hasta la naturaleza muerta, en el conjunto de su obra se destacan especialmente aquellas pinturas dedicadas a gauchos y otros personajes identificados con la vida rural y la historia argentina. 

Luego de mucho andar y explorar, a partir de 1916, Quirós se retiró al interior de Entre Ríos y se abocó a fijar la vida pasada, la vida guerrera y romántica de su provincia. 

Toda su obra, todas sus etapas y períodos me gustan mucho pero, en mi opinión, fue precisamente Los Gauchos su más maravillosa y mítica serie. Son treinta cuadros realizados entre 1927 y 1928. 

No son retratos propiamente dichos, tampoco escenas históricas, son más bien versiones de una tradición y unos valores vernáculos que trascienden el paso del tiempo.





















lunes, 27 de abril de 2020

Pierre-Auguste Renoir, Impresiones de la Belleza

"En mi opinión, una pintura debe ser fascinante, alegre y bella; la vida está llena de tribulaciones y no vale la pena plasmarlas en un cuadro" - así decía Renoir, quien poseía el don de ver el mundo lleno de color a pesar de las privaciones y enfermedades. 
Sí, señores, vuelvo por tercera vez con el brillante artista porque me encanta y es lindo revisitarlo.

Durante la década de 1870 estalló una revolución en la pintura francesa. Animados por artistas como Gustave Courbet y Édouard Manet, varios pintores jóvenes comenzaron a buscar alternativas a las tradiciones de la pintura occidental que habían prevalecido desde el comienzo del Renacimiento y fueron directamente a la naturaleza para inspirarse. El nuevo arte exhibía una inmediatez, una luz y un color vibrantes en lugar de los oscuros marrones y negros que habían dominado la pintura anterior. Estas cualidades, entre otras, señalaron el comienzo del arte moderno, y Renoir fue una figura central de ese desarrollo.

Pierre-Auguste mostró una gran originalidad creativa a lo largo de su vida y, su pintura aunque indiscutiblemente impresionista, presenta ciertas peculiaridades. Por ejemplo, muestra más interés por el cuerpo humano que por los paisajes. Además le gustan las escenas de interior, a diferencia de los demás impresionistas que optan siempre por los exteriores y la pintura al aire libre. 

Mi pasión por Renoir se debe a que sus personajes se divierten y huyen de lo serio y trascendente. No hay narración, ni grandes temas, ni mensajes que adivinar. Todo en sus obras es claro, sencillo y directo. Los personajes están tratados con delicadeza y cariño; 
siempre aparecen en actitudes relajadas, sonrientes y felices. Bailan, toman una copa, charlan, tocan el piano... es por todo esto que recibió el calificativo de "pintor de la alegría". 

Pero, al igual que otros innovadores, soportó períodos de ridículo público; sin embargo a medida que el nuevo estilo fue gradualmente aceptado, comenzó a disfrutar de un amplio patrocinio y reconocimiento internacional.

Su excelente gusto lo llevó a estudiar particularmente a los artistas rococó del siglo XVIII: Jean-Antoine Watteau, François Boucher y Jean Honoré Fragonard. Pero qué tiene en común el trío más mentado del rococó?  que son elegantes, glamorosos y pintan como si fuera sobre porcelana. 





























lunes, 20 de abril de 2020

Vincent Van Gogh y su Arte para Gente que Todavía no había Nacido

A veces desearía que Vincent pudiera ver cuán famoso y amado se ha vuelto. Van Gogh simboliza al artista solitario y rebelde que vivió enfervorizado por la pintura, mas, debido a su controvertida personalidad, experimentó continuos fracasos y apenas fue valorado en su época. 

Por fin ahora, el sentimental legado y los trazos arremolinados  de "el loco del pelo rojo" alcanzaron la gloria, cuando a su muerte sólo había conseguido vender un cuadro: Viñedos Rojos en Arles. 
Por esas ironías de la vida, su obra actualmente vale decenas de millones y es uno de los más destacados representantes del postimpresionismo.