lunes, 27 de abril de 2020

Pierre-Auguste Renoir, Impresiones de la Belleza

"En mi opinión, una pintura debe ser fascinante, alegre y bella; la vida está llena de tribulaciones y no vale la pena plasmarlas en un cuadro" - así decía Renoir, quien poseía el don de ver el mundo lleno de color a pesar de las privaciones y enfermedades. 
Sí, señores, vuelvo por tercera vez con el brillante artista porque me encanta y es lindo revisitarlo.

Durante la década de 1870 estalló una revolución en la pintura francesa. Animados por artistas como Gustave Courbet y Édouard Manet, varios pintores jóvenes comenzaron a buscar alternativas a las tradiciones de la pintura occidental que habían prevalecido desde el comienzo del Renacimiento y fueron directamente a la naturaleza para inspirarse. El nuevo arte exhibía una inmediatez, una luz y un color vibrantes en lugar de los oscuros marrones y negros que habían dominado la pintura anterior. Estas cualidades, entre otras, señalaron el comienzo del arte moderno, y Renoir fue una figura central de ese desarrollo.

Pierre-Auguste mostró una gran originalidad creativa a lo largo de su vida y, su pintura aunque indiscutiblemente impresionista, presenta ciertas peculiaridades. Por ejemplo, muestra más interés por el cuerpo humano que por los paisajes. Además le gustan las escenas de interior, a diferencia de los demás impresionistas que optan siempre por los exteriores y la pintura al aire libre. 

Mi pasión por Renoir se debe a que sus personajes se divierten y huyen de lo serio y trascendente. No hay narración, ni grandes temas, ni mensajes que adivinar. Todo en sus obras es claro, sencillo y directo. Los personajes están tratados con delicadeza y cariño; 
siempre aparecen en actitudes relajadas, sonrientes y felices. Bailan, toman una copa, charlan, tocan el piano... es por todo esto que recibió el calificativo de "pintor de la alegría". 

Pero, al igual que otros innovadores, soportó períodos de ridículo público; sin embargo a medida que el nuevo estilo fue gradualmente aceptado, comenzó a disfrutar de un amplio patrocinio y reconocimiento internacional.

Su excelente gusto lo llevó a estudiar particularmente a los artistas rococó del siglo XVIII: Jean-Antoine Watteau, François Boucher y Jean Honoré Fragonard. Pero qué tiene en común el trío más mentado del rococó?  que son elegantes, glamorosos y pintan como si fuera sobre porcelana. 





























4 comentarios:

  1. Me encantan estas pinturas. Son de una gran belleza.
    Un abrazo.

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  2. This whole period in French art is surely one of the most glorious in all the history of painting, surely in France at least, and arguably in the whole world. The style is instantly recognizable. I just re-read the book "Moulin Rouge" which tells the life of Henri de Toulouse-Lautrec. Fascinating book about a tortured man, and capturing the essence of Paris at that time. Un fuerte abrazo, querida amiga.

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  3. Bellissimi...mi sono piaciuti quasi tutti, adoro i dipinti fine ottocento inizio novecento, ma l'ultimo con le due ragazze al pianoforte è quello che preferisco. Il tratto è più deciso e più nitido e i colori sono tenui, mai invadenti. Ottima scelta querida. Un abbraccio.

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