Este post está inspirado en la pantalla que pusieron en el Obelisco; se trata de una publicidad de Coca-Cola con la intrigante Niña de la Perla, qué sorpresa me llevé! una gracia... un detalle... una belleza... el aviso es un acierto desde todo punto de vista.
Me dio mucha alegría encontrar a la niña bonita, a la dulce doncella justo allí, revivida, feliz, saludando con sus profundos ojos grises a todo el mundo y ofreciéndonos un trago de la archifamosa bebida.
A mí este cuadro me encanta, me atrae poderosamente, me hechiza, me subyuga, me embelesa y me fascina, no sé si soy clara...
El encuentro con la obra maestra me motivó a seguir estudiando un poco más a este retrato de la "Mona Lisa del Norte", uno de los cuadros más famosos de la historia del arte, pero que todavía no se sabe quién fue la modelo.
Johannes Vermeer es el autor de este cuadro especial e insólito. Al igual que La Gioconda de Leonardo, esta imagen es enigmática y desconcertante. Imposible no compararlas. Cada vez compiten más.
Para empezar, el rostro de la chica es una maravilla, parece estar viva en la tela. La joven nos mira directamente. Abre la boca como iniciando una conversación con nosotros; su pálida piel, junto a sus labios y el pendiente, brillan intensamente sobre el fondo negro. Pero, ¿quién es la muchacha del turbante? ¿a quién retrató Vermeer? ¿es alguien? ¿es su criada? es su amante? su hija? bueno, lo más probable es que no represente a nadie en concreto. Al parecer se trata de un tronie.
Los tronies eran imágenes decorativas muy comunes en el Siglo de Oro Holandés y en la pintura flamenca del Barroco, sería una especie de retratos idealizados que no representaban a nadie en especial; es un género que consiste en la simple representación de la cara de un personaje anónimo que no tenía intención de ser un retrato identificable; se producía para demostrar la pericia de un artista. Como un curriculum para presentar ante posibles mecenas.
El cuadro destaca por su increíble sencillez y fondo completamente oscuro. Vermeer vistió a esta modelo con estilo oriental (con exótico turbante incluido) y le puso esa famosa perla en forma de lágrima que aparece en otros de sus cuadros.
El brillo del pendiente atrae poderosamente la mirada, brilla en la penumbra suspendido de la nada en un espacio imposible; esto demuestra el virtuosismo del pintor en el tratamiento de los reflejos ya que hay varios matices. Aparecen reflejadas la luz diurna del primer plano, la luz tenue del rostro de la chica e incluso la blancura del cuello del vestido. Prácticamente todo el cuadro gravita de forma abstracta en torno a la perla.
El misterio continúa y continuará por siempre. Alguien tuvo que posar, una modelo hubo. Se baraja por la edad aparente, que podría tratarse de su hija mayor Marie o, según Tracy Chevalier, podría ser su criada. Ahí está la gracia, seguiremos pensando en ella, y ella permanecerá ahí eternamente joven y luminosa desde la profunda oscuridad.
Sólo salió ahora un momento y está saludando desde la publicidad. Es una joya única en su especie, como Coca Cola.