Yo quiero uno, quiero tener el mío propio para pasear por los senderos encantados del bosque donde vivo.
Si ya en tumbas celtas de la Edad de Hierro se han encontrado carretas de caballos que muestran signos de un tipo temprano de suspensión, si los egipcios, romanos y chinos también usaban carros para la guerra y el transporte, por qué no podría yo poseer uno, no?
Estas joyas del arte tienen tal carga de glamour y opulencia... ya me siento Lady Carolina.
En la Edad Media, la realeza y los aristócratas utilizaban en gran medida los carruajes suspendidos de cuero o cadenas, que a menudo estaban elaboradamente decorados, pero eran pesados y lentos.
Mathias Coribus (1458 - 90), rey de Hungría y Croacia, quería una forma más rápida de viajar por su reino. Así que los carruajeros (o carroceros?) de la pequeña ciudad de Kocs comenzaron a construir un vehículo con suspensión de resortes de acero que era más ligero, más rápido y podía ser remolcado por un solo caballo. Era más cómodo y se hizo popular entre la nobleza europea.
Cuando observo la variedad de ellos a lo largo de la historia, vienen a mi mente una serie de adjetivos: magníficos, espectaculares, suntuosos, resplandecientes. Son palacios sobre ruedas, símbolos de majestad y poder, perfectos para hacer una entrada de fábula.
Echemos un vistazo a los accesorios que proporciona el impactante carruaje moderno adaptado para la monarca que ha reinado por más tiempo de la historia británica, la reina Isabel II; tiene levantavidrios eléctricos, calefacción y estabilizadores hidráulicos. Sobre el techo hay una corona tallada en madera del HMS Victory, el buque insignia de Lord Nelson.
Segmentos de madera de la Torre de Londres, la Abadía de Westminster, la Catedral de San Pablo, el Palacio de Hampton Court y una larga lista de edificios de importancia histórica están incrustados en el revestimiento interior del vagón.
También hay incluidos segmentos relacionados con Shakespeare, Sir Isaac Newton, Charles Darwin, Florence Nightingale, entre otros.
Mientras doblan las campanas voy encargando el mío; en el interín les propongo dejarnos llevar por el impacto visual de este maravilloso medio de transporte y que el eco de las herraduras de engalanados caballos blancos y todo el séquito nos hagan soñar que vamos de paseo en un dorado carruaje real.