Me gustaría contarles hoy sobre un artista cuya obra parece salida de una pesadilla biomecánica. Su arte no solo es inquietante: es verdaderamente único, oscuro y profundamente influyente. Hablo de Hans Ruedi Giger (1940–2014), artista visual suizo, diseñador, escultor y creador de mundos.
Giger desarrolló un estilo que fusiona carne con metal, cuerpos humanos deformados o ensamblados con máquinas, paisajes oscuros, eróticos, industriales y claustrofóbicos, todo envuelto en una atmósfera constante de desasosiego y alienación. Es mundialmente conocido por haber diseñado al Xenomorfo, la icónica criatura de la saga Alien, por la que ganó un Oscar en 1980 a los mejores efectos visuales.
Muchos de sus trabajos están realizados con aerógrafo, lo que les da ese acabado brumoso, hiperrealista y metálico tan característico. También diseñó muebles, esculturas e incluso creó el Giger Bar (sí: bares decorados con su arte, como si entraras en una nave espacial salida de Alien).
Por supuesto, sus obras no buscan ser cómodas ni bellas en el sentido clásico, pero es justamente ahí donde muchos encuentran su genialidad.