La personalidad se revela a través del proceso de la pintura. Es una especie de estudio de nuestra existencia, espíritu y entorno, derivado de las experiencias de la vida. La Pintura evoca recuerdos de la infancia, crea situaciones de misterio atmosférico y genera interés visual a través de la interacción, y a mí particularmente me intrigan los cambios sutiles en el color; algunas de las obras de Don Julius semejan un susurro descuidado sin embargo otras son gloriosas. Incluso hizo que hasta las personas se vean más hermosas que las flores.
Julius LeBlanc Stewart (1855-1919) fue un gran pintor estadounidense, que representó magníficamente a la sociedad parisina en sus pinturas y retratos. Gracias a la fortuna que su familia poseía pudo dedicarse al arte del pincel llevando a cabo lo que quería tranquilamente y lo que le agradaba, con frecuencia eran retratos, tanto individuales como grupales y en gran escala.
Los retratos representaban a sus amigos, incluidas actrices, celebridades y aristócratas, a menudo con un autorretrato en algún lugar de la multitud. Expuso regularmente en el Salón de París desde 1878 hasta principios del siglo XX, y ayudó a organizar la sección "Americanos en París" del Salón de 1894.
El más exitoso de éstos estableció un precio récord para el artista, que se vendió en 2005 por US$ 2,3 millones.
Más tarde en su vida, recurrió a temas religiosos, pero Stewart es mejor recordado por sus retratos de la Belle Époque y sus desnudos sensuales.
