Edouard Cortès, Corazón de Poeta

Realmente fue una época emocionante en la que vivió el postimpresionista Edouard Cortès (1882–1969). En ese momento el arte, la literatura, la música y el pensamiento político alcanzaron un pináculo de creatividad, permitiendo que evolucionaran nuevas expresiones artísticas. 

Los postimpresionistas creían que una obra de arte no debía girar alrededor de un estilo, proceso o enfoque estético en particular. Sentian que la obra debería hacer énfasis en el simbolismo comunicando los pensamientos más profundos del subconsciente del artista. 

En lugar de emplear el sujeto como una herramienta visual o como un medio para un fin, los postimpresionistas lo percibieron como una forma de transmitir sentimientos. Según Paul Cézanne, "una obra de arte que no comenzó en las emociones no es una obra de arte".

Así fue que, con esta actitud revitalizada, Cortès se embelesó con la idea de convertirse en pintor profesional y plasmó evidente su talento para crear composiciones perfectas, tan melancólicas como relajantes.   

Me llevan a otro mundo, a otra vida, otro tiempo... algo especial... un sentimiento que no sé exactamente qué es... es como que siento nostalgia de algo que nunca experimenté ❤️

Me gustaría saltar a esas pinturas y vivir un momento dentro de ellas. Me acomodaría en una ventana  para observar la ciudad bulliciosa, las luces encendidas, las calles mojadas y los chicos jugando con hielo en una tarde fría y nevada.

 

Al vivir en el corazón de la Ciudad Luz, el Sr. Cortès estaba rodeado de muchos lugares de interés: Notre Dame, La Madeleine, L’Opera, el Café de la Paix, la Place de la Concorde, La Place Vendome, la Torre Eiffel y más. Eligió deliberadamente estas vistas, estudiando cada una desde diferentes perspectivas, en diferentes estaciones y momentos del día.

 

Buscó descubrir los aspectos no percibidos de la naturaleza y el hombre; las cualidades atmosféricas especiales, la niebla, el sol en un cielo de verano, las sombras de la noche, los ruidosos carruajes y los puestos de libros a lo largo de los muelles del río Sena. Capturó en óleos la luz única y mágica de un París ya desaparecido.