Un idilio, un mundo acogedor, placeres sencillos, paz, tranquilidad y unidad con la naturaleza. Hoy comentaré sobre una de esas artistas que quizás no conozcas por su nombre, pero seguramente reconocerías su trabajo. Sus cabañas con rosas y exuberante explosión de color son el sello de Helen Allingham (1848-1926), la acuarelista e ilustradora de la época victoriana más fenomenalmente exitosa y querida del hermoso campo inglés.
En 1890 se convirtió en la primera mujer en ser admitida como miembro de la Royal Watercolor Society y su obra fue muy aclamada por destacados críticos contemporáneos, incluido John Ruskin.
Su creatividad ofreció una visión dulce de la vida rural preindustrial; la campiña inglesa y su arquitectura vernácula fueron las principales preocupaciones de Allingham porque las rústicas cabañas con techo de paja que ella pintó estaban en realidad ya desapareciendo.
La artista fue testigo por sí misma de la demolición innecesaria de edificios antiguos por parte de terratenientes sin escrúpulos y sus pinturas sirven como un registro permanente de su existencia.
Sin embargo, y a pesar de que sus conexiones con el corazón cultural de la sociedad victoriana eran envidiables, ha habido pocas exposiciones dedicadas a su trabajo,
por eso con este post busco reafirmar la reputación de Helen Allingham como una artista femenina líder y figura clave del siglo XIX.
A Surrey Cottage |
The Lady of the Manor |
Hill Farm, Symondsbury |
A Berkshire Cottage |
A Buckinghamshire House at Penstreet |
Jolly Little Flower Path |
A Surrey Cottage |
Nursery |
A Cottage Near Crocken Hill |
Gathering Flowers |
Children Outside a Cottage |
Happy England |
Young Girl in Blue |
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