Desde mi más dulce nostalgia quiero proclamar a los cuatro vientos: Sarah Kay, te amo. Gracias por tu paraíso de armonía, gracias por toda la alegría e inspiración que diste a mi vida.
"Mariposa de un día,
llevame al cielo
Desde la frágil nave
de tu aleteo
debe ser tan hermoso
mirar el suelo..!"
Este versito estaba en el libro dorado de Sarah Kay, dibujante australiana de imágenes idílicas plenas de ternura y pureza.
Con su estilo único, la artista representó toda una época que hizo soñar a millones de nenas durante los años 70 y 80. Su mundo llenó los colores de mi infancia. La delicadeza de las imágenes me tenían encantada (y todavía me tienen) y llenar el album con las figuritas de brillantina era un asunto muy importante para mí.
La Sra. Kay es discreta, evita la publicidad y entrevistas y trabaja en absoluta reserva pero recuerdo que una vez dijo que podemos hacer del mundo un más hermoso lugar comenzando justo en nuestros propios patios traseros.
En un momento muchos de sus productos aparecieron en el mercado: libros, muñecas, rompecabezas, relojes, ropa de cama, albums, servilletas, carteritas, invitaciones de cumpleaños, vasitos... pero un día su sencillo encanto pasó de moda. En los 90 ya era un tibio recuerdo y a principios de los 00, fue.
Hoy creo se ha revalorizado su imagen y va camino a convertirse en un clásico atemporal ya que representa un mundo ideal por siempre soñado e ingenuo, bien shabby chic.
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