Puede ser en el parque, observando el puente o en la estación de trenes, puede estar cayendo el día, puede la bruma envolverlo todo, pero seguramente caerá la lluvia en el ambiente reflejado por el romántico pintor inglés Jeff Rowland (1964).
Mi temperamento novelesco y yo somos una pareja indisoluble por eso el efecto de paraguas refugiando a una pareja en una plomiza tarde de lluvia nunca podría pasar desapercibido para mí.
¿Estarán enamorados los que caminan bajo el mismo paraguas? A dónde se dirigen? ¿Son un matrimonio feliz, se aman en realidad? por qué algunos caminos se bifurcan en su porvenir? deberá la pareja tomar una decisión? se están separando, estarán viviendo un romance prohibido? ¿se están reencontrando?
Todo es sugestión y misterio en las pinturas de Jeff Rowland, quien como si de un buen libro de suspenso se tratara deja que el espectador llegue a su propia conclusión sobre lo que está sucediendo con los personajes y justamente ahí radica la fascinación de su obra.
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