Después de la tormenta
estuvimos envueltos
en una hora
mística
Horas suspendidas,
horas morosas,
como de un reloj sin tiempo
A medida que atravesábamos
la puerta azul
el sol
desabrochaba
su capa de niebla
Radiante, él se agigantó y
desplegó sus alas
como un superhéroe
dejando al descubierto su pecho,
brillando al mundo
♥ Carolina Haus ♥
Que sorpresa descubrir esta faceta , grande amiga ,adelante siempre
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bello poema Carolina, siempre sutil, mágica... como un ángel que despliega sus alas.
ResponderEliminarUn beso grande.