miércoles, 8 de mayo de 2019

Las Esfinges, los Colores y el Ensueño de Maruja Mallo, la Pintora que se Adelantó a su Tiempo

La pintora gallega Maruja Mallo, pseudónimo de Ana María Gómez González, embelleció este planeta entre 1902 y 1995 y, -aunque la historia la empujó a un rincón menos célebre del que gozan sus compañeros de aquella España de los años 20-, es una de las fundadoras del surrealismo en su país. 

La historia del arte suele ser muy ingrata con las mujeres; por eso, por si no la conocen, les cuento que la gran artista nació en Vivero, Lugo, y estudió Artes en Madrid entre 1922 y 1926, donde conoció a muchos artistas importantes. Sus pinturas de la década del '20 representan entretenimientos y deportes urbanos, compuestos en complejos arreglos superpuestos que expresan el dinamismo de la vida moderna. Dominaba muy bien la técnica pictórica. Estas obras combinan formas definidas y modeladas con colores brillantes. Muestran cierta influencia del realismo mágico, y miran hacia el pop art. En 1928, Ortega y Gasset organizó su primera exposición, que fue un éxito. 

El trabajo de Mallo se volvió más surrealista a principios 1930, y también trabajó en cerámica durante este tiempo. También era muy curiosa y viajera y salió de España hacia Buenos Aires en 1937, luego residió en varios lugares hasta 1964, cuando regresó a España. En su país, en la década del 90 le ofrecieron varias exposiciones y premios, como la Medalla al Mérito en las Bellas Artes y el Premio de Artes Plásticas de Madrid.  Se fue al Cielo a los 93 años, el 6 de febrero de 1995.

En estos días dos cuadros de ella recuperaron su leyenda en el Museo Quinquela Martín.













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