Fuegos, naufragios, tormentas, catástrofes, mares agitados, olas rompiendo en tierra... es difícil imaginar cómo se puede pintar de manera filosófica tales perturbadoras maravillas si nunca se ha visto una foto; con tan sólo unos pocos milisegundos de exposición Turner se propuso recrear cabalmente el movimiento e hizo todo esto en su cabeza, sin referencias.
El meticuloso pintor londinense J. M. William Turner (1775-1851) representó los efectos sutiles de la luz y la atmósfera de una manera que condujo a momentos personales exaltados. A través de esta dedicación, de realismo onírico y técnica brumosa, dio inicio a una ruptura en la historia de la percepción visual en Occidente que rivalizó con la eminencia y se considera un prefacio romántico del impresionismo. Quizás, también de la abstracción.
El meticuloso pintor londinense J. M. William Turner (1775-1851) representó los efectos sutiles de la luz y la atmósfera de una manera que condujo a momentos personales exaltados. A través de esta dedicación, de realismo onírico y técnica brumosa, dio inicio a una ruptura en la historia de la percepción visual en Occidente que rivalizó con la eminencia y se considera un prefacio romántico del impresionismo. Quizás, también de la abstracción.
Barco de vapor en tormenta de nieve |
El castillo de Caernarvon |
Barcas de pesca con hucksters regateando por el pescado |
Luz de la luna, un estudio en Millbank |
Sale el sol en el Castillo de Norham |
Pescadores en el mar |
El "Temerario" remolcado a dique seco |
El naufragio |
Lluvia, vapor y velocidad |
El incendio de las Cámaras de los Lores y de los Comunes |
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