martes, 15 de mayo de 2018

50 Años de un Hito Perdurable: el Mayo Francés; "Sed Realistas, Pedid lo Imposible"

En los sesenta todo cambió, la llamada "década prodigiosa" fue un período en que la historia pareció enloquecer. El Che Guevara, Kennedy, Martin Luther King, Los Beatles, el "poder de las flores"... fue la época de la llamada "contracultura" y ha pasado a la historia como sinónimo de libertad. 
Aún en medio de una gran prosperidad económica, los años sesenta alimentaron un creciente malestar hacia las formas autoritarias. La juventud se volvió contestataria y comenzó a expresarse como nunca antes; se exigían nuevas metas políticas y sociales y los sueños parecían estar al alcance de la mano. También el continente europeo consolidaba el estado de bienestar y la sociedad de consumo. Sin embargo, países como Alemania, Gran Bretaña, Italia y España estaban muy agitados a pesar de su prosperidad, pero fue en Francia donde la "revolución", que se produjo entre los meses de mayo y junio de 1968, alcanzó su máxima virulencia. 
En Europa, la década de 1960 estuvo dominada por la personalidad de Charles De Gaulle, presidente de la República Francesa. Empeñado en recuperar para Francia el prestigio propio de una gran potencia, De Gaulle mantuvo una política exterior independiente de Estados Unidos, pero pese a los aciertos el descontento hacia su gestión creció. Imbuida del movimiento hippie y colérica por la escalada bélica en Vietnam, la juventud asumió un comportamiento desafiante. Rechazaban a la autoridad, a la burguesía y a las llamadas "buenas costumbres". Los estudiantes universitarios exigieron en vano que se renovasen las estructuras de enseñanza y las aspiraciones de libertad culminaron en una gran revuelta.


El cierre de la universidad de Nanterre el 2 de mayo y la irrupción policial en la Sorbona en París, al día siguiente, precipitaron la rebelión. Las primeras barricadas se formaron la noche del 3 de mayo. Los universitarios franceses de 1968, inconformistas ante su situación social y el orden internacional, hicieron suyos los postulados de Marx, Marcuse, e incluso, Sartre. Entre los cabecillas estudiantiles se destacó Daniel Cohn-Bendit, alias "Dany el Rojo", quien proclamó en Berlín que "hay que hacer añicos la bandera tricolor y reemplazarla por la bandera roja". Enfervorizados, los jóvenes quemaron la bandera francesa y De Gaulle ordenó que Cohn-Bendit no regresara a Francia. La gran convulsión social que se fraguó en el ámbito universitario caló en los movimientos obreros. Entre el 14 y el 25 de mayo la fusión ideológica de estudiantes y obreros desbordó las calles con manifestaciones, proclamas y revueltas. Diez millones de trabajadores secundaron las huelgas masivas promovidas por los partidos de izquierda. Los carteles de propaganda revolucionaria inundaron las calles de Francia haciendo hincapié en el poder del pueblo y del movimiento obrero y en la defensa de valores como la igualdad, la solidaridad internacional y la justicia social.


Los sectores conservadores y el presidente Charles De Gaulle desestimaron las reivindicaciones y tildaron a su partícipes de vagos y subversivos. En medio del caos social y político De Gaulle anunció un referendum sobre su continuidad.
La Confederación General del Trabajo y el Partido Comunista moderaron sus posturas, y fueron muy criticados por el Movimiento 22 de Marzo fundado por Dany el Rojo. Y más, los acuerdos de Grenelle entre patronos y sindicatos disgustaron a la clase obrera, pero la CGT decidió finalizar la huelga el 5 de junio. 
La rebelión terminó con la toma policial del Teatro Odeón el 14 de junio, la Sorbona el 16 de junio y la Escuela de Bellas Artes el 27 de junio ya que las elecciones trajeron el descalabro de la izquierda y el triunfo de De Gaulle que fue reelegido. Tras casi dos meses de choques en los que perdieron la vida un policía y un estudiante, se declararon ilegales una serie de organizaciones universitarias, se logró el control total de la situación y la rebelión terminó, así como al poco tiempo también, finalizó la recordada "Primavera de Praga" y con ellas se esfumaron los grandes ideales y la década pasó a la historia como una especie de edad de la inocencia. No obstante el Mayo Francés que conmovió al mundo fue pródigo en consignas memorables y aún permanecen en nuestra memoria, algunas son "Prohibido prohibir", "La imaginación al poder", "En toda revolución hay dos tipos de personas: las que la hacen y las que se aprovechan de ella" y -mi favorita-: "Sed realistas, pedid lo imposible".

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