Los bosques son territorios simbólicos, tal vez entremos en ellos distraídamente pero una vez sumergidos en ese infinito insondable es difícil sustraerse a la magia que desprenden. Los árboles, las sombras, la casita que aparece en medio de la nada...
las aves escondidas, la eventualidad de algún animal y el sonido de la hojarasca ofrecen todo un escenario abierto a la imaginación...
las aves escondidas, la eventualidad de algún animal y el sonido de la hojarasca ofrecen todo un escenario abierto a la imaginación...
La idea del bosque aparece ya en la Biblia -con su mítico árbol- y está presente en muchas culturas; es representado como un espacio de armonía que es acechado permanentemente por las fuerzas del mal y es sustancial en cualquier historia: príncipes, hadas, bellas durmientes, enanitos, magos... todos fatigaban sus vidas en los bosques.
De noche, recrean fantasmas y fantasías y cualquier árbol tortuoso nos provoca escalofríos. Su verde aprisionado, su viento caprichoso, a veces da el sentimiento de que un dios reside en el lugar.
Sin dudas, los bosques atraen por su carácter misterioso y por eso son los protagonistas de fábulas milenarias.
Sin dudas, los bosques atraen por su carácter misterioso y por eso son los protagonistas de fábulas milenarias.
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