El arte es siempre un espejo de su tiempo; las imágenes de Emil Rau satisfacían (y satisfacen) una profunda necesidad de muchas personas.
Las que siguen, son escenas que cuentan momentos de la vida cotidiana en la Alemania rural y el paisaje cultural bávaro, tan límpido e idílico como una poesía.
Rau tuvo mucho éxito con su pintura de género. Dicho estilo representa escenas cotidianas, destacando costumbres, trajes y tradiciones, generalmente de determinados grupos de población y profesiones.
Este tipo de pinturas ya existían en la antigüedad, por ejemplo, en jarrones griegos y murales en Egipto. Son conocidas también las magistrales pinturas de género holandesas, por ejemplo, con escenas de taberna. Queda por ver hasta qué punto estas escenas fueron realmente realistas; quizás enfatizaban excesivamente ciertas características, pero no hay ningún problema con eso.
Desde finales del siglo XVIII, la pintura de género se desarrolló para todos los temas cotidianos imaginables: escenas de caza, el trabajo en el taller de un zapatero o en la botica, bodas en el campo, lavanderas en el río, etcétera, etcétera, etcétera.
En el siglo XIX surge un gran público para este estilo, era una clase burguesa cada vez más numerosa que quería embellecer su hogar con pinturas, y el Sr. Rau pintó para ese público.