Existe un lugar donde el drama se vuelve belleza, y ese lugar está en la obra teatral de Rochegrosse, pintor francés influenciado por el espíritu Decadente que rompía con lo convencional y celebraba el hedonismo, el individualismo, lo sublime, lo exótico, la pasión, la tragedia y lo sobrenatural.
Sus premios —como la Legión de Honor de 1892— y el reconocimiento de la alta sociedad de su tiempo son apenas un reflejo de su grandeza. Pero lo que realmente me fascina son esas escenas históricas y mitológicas que nos conectan con la fragilidad y la fuerza de lo humano, con esa belleza efímera que conmueve y seduce.
Además de sus pinturas, Rochegrosse creó posters con una notable narrativa visual.