Mi gusto por Renoir se debe a que sus personajes se divierten y huyen de lo serio y trascendente. No hay narración, ni grandes temas, ni mensajes que adivinar. Todo en sus obras es claro, sencillo y directo.
Los personajes están tratados con delicadeza y cariño y siempre aparecen en actitudes relajadas, sonrientes y felices. Bailan, toman una copa, charlan, tocan el piano...
Pero, al igual que otros innovadores, soportó períodos de ridículo público. Sin embargo a medida que el nuevo estilo fue gradualmente aceptado, comenzó a disfrutar de un amplio patrocinio y reconocimiento internacional.
Renoir es sinónimo de primavera rebosante de verdor, de vida alimentada por la luz y la felicidad de vivir.