miércoles, 7 de septiembre de 2016

Presidente Domingo F. Sarmiento, el Hombre que Soñó un País


Presidente Domingo Faustino Sarmiento

Genio desbordado, desmesurado y creativo, Sarmiento fue "el cerebro más poderoso que haya producido América". El periodista, educador, escritor, político, Gobernador de Buenos Aires y San Juan y Presidente de la Nación entre 1868 y 1874, nació en San Juan el 14 de febrero de 1811, un año después de la Revolución de Mayo y transformó la educación argentina en su tiempo. Amado y odiado, contradictorio y excesivo; perturbador, molesto y apasionado, Sarmiento representa una infinidad de cosas y es nuestro más logrado mito nacional.
Figura monumental, innovadora, preponderante por sus obras e influencia, en cada orden de Sarmiento había una idea, una acción concreta. Su pasión lo convertía en una máquina modernizadora. Domingo Faustino Sarmiento era un político del futuro y, como a Rivadavia y como a Rosas, fue una persona sobre la que es inevitable la polémica. Se lo puede atacar con tanta pasión como se lo puede defender pero su apuesta siempre fue por el progreso y el desarrollo.
El Gran Sanjuanino manejaba tantos saberes que evoca a un hombre del Renacimiento y cambió la historia de la educación argentina, aunque hoy su exitosa obra ha sido, prácticamente, demolida.
Entre sueños y realidad, desde muy joven se interesó en la pedagogía y en el periodismo y se inspiró en la grandiosidad de las ideas de la Ilustración para aplicarlas en nuestro propio país.
Combatió al federalismo (que identificó con la barbarie) y en 1829 tuvo que exiliarse en Chile. Allí, en 1842, fundó la primera Escuela Normal de América latina  y el periódico El Progreso, de Santiago, y como era de ideas unitarias, se convirtió en portavoz del movimiento contrario a Juan Manuel de Rosas y participó en su derrocamiento en 1852.
El 12 de octubre de 1868 juró como Presidente de la Nación. Su gobierno estuvo signado por el progreso, esa fue su mayor obsesión: desarrollar el país. 
Argentina estaba muy despoblada, el primer censo que mandó a realizar registró 1.830.214 habitantes, la gran mayoría analfabetos.
No había fábricas, ni tecnología, ni caminos, ni transportes, ni escuelas, ni educadores pero Sarmiento sabía que la educacion era la clave para cualquier esperanza. Y se dedicó a sembrar la Patria de escuelas. Y de kilómetros de vías férreas. Y de caminos y telégrafos.
Sin embargo fue un hombre polémico, contradictorio y a veces, cruel. Nunca se preocupó por ser agradable ni simpático y combatía según sus convicciones con fuerza apabullante. Para los liberales, Sarmiento era el apóstol del progreso; para los federales, era el símbolo de la antipatria.
Apoyaba el desarrollo económico de las provincias pero a mano de gobiernos y no de caudillos locales y para lograrlo en ocasiones apeló a recursos brutales. Sarmiento se esforzó por dotar a la Argentina de un Estado sólido.
En enero de 1871, la fiebre amarilla se cobró 20.000 vidas y mandó a construir un nuevo cementerio: el de la Chacarita.
Creó el Colegio Militar, y la Escuela Naval que fue el primer buque escuela, que está ubicado en el Dique 3 del Puerto de Buenos Aires. Fundó escuelas de arboricultura y agronomía en San Juan, en Mendoza,  en Tucumán y Salta.
Estableció la enseñanza para ciegos y sordomudos, e hizo practicar el censo escolar. Fundó el Museo de Historia Natural y fundó la Academia de Ciencias de Córdoba. Fomentó la obra edilicia de Buenos Aires y creó el Jardín Zoológico y el Jardín Botánico.
Hizo recorrer las costas patagónicas por Francisco Pascacio Moreno que desde entonces se convirtió en símbolo de la incorporación de la Patagonia a la vida del país y reivindicó nuestra soberanía.
Combatió a Bartolomé Mitre por su "porteñismo" y propuso instalar la futura capital del país en alguna ciudad del interior como Córdoba o Rosario, o en la isla Martín García, como cuando soñó con una "Argirópolis" que administrara Argentina, Uruguay y Paraguay. Pero tantos proyectos necesitaban mano de obra y esto lo llevó a fomentar la inmigración europea que era de donde venía el progreso. Para Sarmiento ni los gauchos ni los indios cumplían ese requisito.
Con su gobierno crecieron además el comercio exterior y la prensa nacional.
El 22 de agosto de 1873, sufrió un atentado mientras volvía de una sesión en el Congreso. Fue interceptado en Maipú y Corrientes por tres hombres, uno de ellos le disparó pero el pistolón le explotó en las manos.
Culminó su gobierno con la inauguración de las obras de jardinería del Parque Tres de Febrero, más conocido como Los Bosques de Palermo, justamente ahí tenía su casa el gobernador Juan Manuel de Rosas, su archienemigo.
Cuando dejó la presidencia, no tenía casa propia y se tuvo que ir a vivir con su hija, se ve que estaba tan ocupado en engrandecer el país que se olvidó de sí mismo.
Como periodista se inició con el diario El Zonda fundado por él mismo y escribió obras siempre combativas y enérgicas como "Facundo, Civilización y Barbarie"; "Viajes"; "Recuerdos de Provincia"; "Campaña del Ejército Grande, aliado de Sud América"; "Mi Defensa"; "Conflictos y Armonías de las Razas en América"  y" La Vida de Dominguito", entre otros.
Falleció el 11 de septiembre de 1888 en Paraguay. La prensa de ese país anunció su muerte bajo el título "Duelo Americano" diciendo "esta bella tierra en su aire recogió el ultimo átomo de esa vida llena de honra y gloria cívica para la América".
Fue despedido por una multitud de manera grandiosa, espontánea y popular y se decretaron tres días de duelo nacional, luego, ya envuelto en la bandera de los cuatro pueblos a los cuales sirviera: Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay, la guardia de honor militar acompañó el féretro hasta el vapor San Martín para conducirlo a Buenos Aires. Desde entonces, los restos mortales de El Gran Maestro, quien hizo Patria con la espada, con la pluma y la palabra, descansan en el Cementerio de la Recoleta.


Himno a Sarmiento


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