Anita Rée (1885–1933) fue una pintora alemana profundamente moderna, aunque durante mucho tiempo su nombre quedó relegado. Comenzó moviéndose entre el simbolismo y el expresionismo, pero muy pronto su obra tomó un rumbo propio: retratos austeros, meditativos, construidos con colores fríos y una sensibilidad singular.
Viajó mucho y cada lugar la transformó: Hamburgo, París, el Tirol, Positano. Todo se filtró en su mirada.
Pero los años 30 fueron crueles. Su arte fue catalogado como “degenerado”, y Anita Rée sufrió una presión brutal. Aislada y acosada, terminó quitándose la vida en 1933.
Tras su muerte, su obra quedó en el olvido durante décadas.
Hoy, gracias al trabajo tenaz de historiadores y amantes del arte, su nombre vuelve a ocupar el lugar que merece.





































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