lunes, 29 de enero de 2018

Afrontando Dragones con Escudos de Flores

Hola
Buenos Aires!
ya te veo en el mapa,
dulce ondina del Plata

Qué tal, 
te veo como siempre, 
elegante,
magnánima y cabal 

Atrás quedaron los días 
de sosiego y calma,
ahora
comienzan las jornadas trajinadas
por el fervor de tu alma 

Vengo a abrazarte y decirte que
sos Roma, sos Marte;
ni todas las estrellas del cielo
pueden opacarte
aunque  a veces malditas hordas 
quieran 
desbaratarte

Ciudad- objeto de deseo, 
a despecho de vaivenes 
y circunstancias, 
tranquila, sos eterna,
como el aire y el agua

Sos faro y punto fijo,
con brazos abiertos 
a todos recibís,
como si fueran tus hijos

Tiranos te insultan, 
te rompen, te violentan
tratando de arrastrarte 
a su fango existencial

Inútil es, no te doblegarán; 
seguirás haciendo Historia
con tu corazón imperial

Genia de velocidad exagerada
sos potencia, sos nobleza, 
sos pura inteligencia

Sin embargo ciertas criaturas 
de mutación rara
cada tanto afloran
por tus venas
para entorpecer vidas ajenas

Son seres impotentes,
personajes vomitivos, 
incapaces de cualquier 
progreso creativo

Como mucho, 
de ese comportamiento 
volátil
se enamore
alguna chica extraviada, sin luz
pero nada más,
esa será toda su virtud

Sé que su enojo
comprendés
por tu espíritu abarcativo
pero también sabés 
que ninguna persona
con cierto talento
necesitaría apedrearte para 
lograr sus objetivos


No te debes afligir;
las mejores cosas
son las más fáciles de 
destruir

De tu mano comen millones
y, paradójicamente, por eso 
pareciera te quieren ver sufrir;
pero no llores,
no son más que un puñado de sujetos 
esperpénticos,
como una especie de 
Titanes en el Ring,
pero patéticos

Aparentemente impasible,
observo 
como en tu suelo algunos se acercan 
a algo parecido a
la felicidad
personificando lo peor 
que dio la tierra a la Humanidad: 
ingratitud y bestialidad

Pero te juro que
el mío es un amor cierto
cada vez más, 
más allá de los tiempos

De ningún modo es tu culpa 
Buenos Aires querida,
ya que mediocres resentidos
con seguridad 
en cualquier sistema
que vivieran
serían una nulidad

Carolina Haus